Niños y juego son palabras que suelen ir unidas y es por una importante razón: el juego es una actividad que desempeña un papel fundamental en el desarrollo y la salud infantil. Cuando los niños juegan no solo están pasando un rato divertido, a través del juego aprenden, exploran, se expresan y se relacionan.
Sin embargo, en los últimos años y con la llegada de las nuevas tecnologías, los niños viven rodeados de videojuegos, tablets, móviles y ordenadores que acaparan su atención. Y aunque estas tecnologías pueden aportarles beneficios educativos, han relegado a un segundo plano otros juegos más tradicionales que tienen mucha importancia en el desarrollo y la salud de los más pequeños. Pero no solo eso, el aumento de las actividades extraescolares, la falta de espacios y de tiempo para jugar y la sobreprotección de los adultos también han limitado las oportunidades de juego de los niños.
Y lo cierto es que es una situación preocupante, ya que el juego es esencial para el bienestar y el desarrollo integral de los niños, y un derecho reconocido por la Convención sobre los Derechos del Niño. Por eso, es muy importante que los adultos empecemos a tomar conciencia de la importancia del juego en los niños y nos involucremos en promover esta actividad tan beneficiosa para su bienestar.
Beneficios del juego en los niños
Ya hemos visto que el juego es una actividad crucial en el desarrollo de los niños, pero veamos más en profundidad los beneficios más importantes que el juego les aporta:
- Mientras juegan, los niños desarrollan sus capacidades cognitivas, ya que jugando se estimula el funcionamiento de las áreas cerebrales relacionadas con el aprendizaje. De esta forma adquieren conocimientos, habilidades, destrezas y estrategias para resolver problemas, tomar sus propias decisiones y estimulan su pensamiento crítico.
- Mediante el juego los niños aprenden a expresar sus emociones y a manejarlas. Desarrollan su autoestima y establecen vínculos afectivos con otros niños y con los adultos. Además aprenden valores como el respeto, la solidaridad y la tolerancia, lo que es sumamente beneficioso para su desarrollo emocional.
- Creando sus propios mundos imaginarios a través del juego desarrollan su creatividad y se expresan explorando diferentes herramientas artísticas como el dibujo, la música o el teatro.
- Jugar es fundamental para su desarrollo físico. Jugando se mueven, saltan, corren y realizan diferentes actividades que implican ejercicio físico, contribuyendo a prevenir el sobrepeso y a fortalecer su sistema inmunológico y a prevenir enfermedades crónicas en un futuro.
- El juego es la mayor fuente de diversión y felicidad de los niños, imprescindible para evitar el estrés, la ansiedad y la depresión infantil.
El rol como adultos durante el juego infantil
El juego no es solo cosa de niños, los adultos desempeñamos un rol importante en los momentos de juego de los niños. Pero no se trata de dirigir ni controlar, sino de facilitar tiempo de juego a los niños y acompañarlos. Esto significa que debemos:
- Respetar su derecho al juego y reconocer la importancia que tiene en su desarrollo.
- Proporcionarles espacios seguros y adecuados para que puedan jugar dentro y fuera de casa.
- Dejar que elijan libremente con qué, cómo, a qué y con quién quieren jugar.
- Participar en su juego cuando nos lo pidan, siguiendo sus normas y su ritmo.
- Apoyarles y animarles, reconociendo su esfuerzo y sus logros.
Ideas de juegos sin dependencia tecnológica
Es muy importante que los niños no dependan exclusivamente de las tecnologías para jugar. Aunque en algunos aspectos son beneficiosas, es primordial que dediquen tiempo a otros tipos de juegos que les permitan desarrollar su potencial en otros aspectos.
Los juegos tradicionales como la comba, el balón o las canicas son sencillos y favorecen la competencia sana. Jugar a asumir diferentes roles representando situaciones reales como jugar a ser maestros, médicos, superhéroes o cualquier otra cosa estimulan su imaginación y creatividad. Con los juegos de construcción potencian su pensamiento lógico, la motricidad fina y su autoestima cuando completan alguna estructura. Los juegos de mesa como el parchís, el ajedrez, el dominó o el Monopoly, fomentan el razonamiento, la memoria, la concentración y la estrategia.
Y por supuesto no pueden faltar los juegos al aire libre. Jugar al fútbol, al baloncesto, al escondite, patinar o a cualquier otra cosa en espacios abiertos como parques, plazas o en el campo, mejoran su salud física y comparten diversión con otros niños.
¿Cómo puede ayudar el juego a la salud de los más pequeños?
Como ya hemos visto anteriormente, el juego es fundamental para una buena salud física y mental de los niños. No solo promueve el desarrollo cognitivo y emocional de los más pequeños, sino que además tiene un impacto muy positivo en su salud física. Cuando un niño juega al aire libre, salta, corre y se divierte está desarrollando sus habilidades motoras, mejora su resistencia cardiovascular y mantiene un estilo de vida activo, fundamental para prevenir problemas de salud a largo plazo como la obesidad infantil.
Los adultos tenemos la obligación de promover el juego en los niños y acompañarles en sus momentos de diversión. No debemos olvidar que un niño que juega es un niño que aprende y crece sano y feliz.